domingo, 1 de febrero de 2009

Numéricamente nula


Recuerdo aquel aula como un lugar grande y oscuro, nosotros, sentados en sillas enanas unos enfrente de otros a lo largo de dos largas tiras de mesas que se unían formando hexágonos.

Al frente, la pizarra que se extendía por toda de la pared. En su parte superior: los números del uno al diez.

No me gustaban, sus formas no me motivaban, ¿por qué el cinco y el seis tenían que cambiar su orientación?¿Por qué el siete era un número tan feo? No entendía porqué no podían ser más sencillos, ¿por qué no eran círculos?¿por qué no cuadrados?¿por qué no triángulos? Hasta que un día comprendí que al fin y al cabo se trataba de formas, un simple simbolismo.

Desde pequeña tuve cierta aversión a los números, aunque si digo la verdad, jamás entendí la necesidad estúpida de punzar la silueta de la letra a.

1 comentario:

eri dijo...

Mi problema con las "a" es que las dejo abierta, y parecen "u". Y el número 7 es realmente feo si tachas al pobre, pero si lo dejas formar parte del conjunto sin tacharlo, puede convertirse en un número hermoso.

Aunque nunca se me han dado demasiado bien los números...