Subo la persiana, abro la ventana, sol en el cielo, aire fresco, ni un alma pisa el suelo. Una nube hace de techo, estalla en mil pedazos, todos salen a la calle a mojar los pies en los charcos. Cojo un paraguas y ellos me miran. Espero en un lado de la calle a que el semáforo cambie de color, mientras cientos de zapatos inundan el negro y blanco. Llego al supermercado y veo como se pelean por coger los yogures caducados, un niño llora mientras suplica a su madre que compre zanahorias. El helado quema y el área de congelados es un radiador. Salgo a la calle, a tres metros dos monjas con liguero, una esquina más allá las putas llevan sotana. Un jardinero arranca las flores a sangre fría, los vecinos extienden su basura cambiando enanitos de jardín por botellas de leche vacías. Me siento en un banco y a su paso la gente me tira monedas, a continuación corren para hacerse sitio entre las primeras filas de lo que parece ser un corro que rodea a un mendigo que vocifera las teorías de la humanidad. Le aplauden, lo aclaman, y entre la lluvia desaparece a hombros de sus seguidores.
Vuelvo a casa con los pies mojados y limosna en los bolsillos, como recibimiento una nota me grita desde la mesa del comedor: lávate los dientes antes de comer!
The world is spinning to the other side of the universe
domingo, 16 de agosto de 2009
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