viernes, 11 de julio de 2008

Te lo prometo

Desde hace algún tiempo escribo en un pequeño cuaderno todas aquellas promesas que un día alguien me conjuró.
Quizás empezó todo como un juego, desde un principio sólo quise comprobar la veracidad de las palabras de la gente.
Algunas de estas promesas tienen fecha de caducidad, otras no tienen límite, pero lo que es imposible negar es que todas ellas tuvieron un espacio y un tiempo.
Desde lo más simple hasta lo más complejo, desde una bicicleta hasta la felicidad; desde lo más dulce hasta lo más macabro, desde el amor eterno hasta la muerte.
Hoy hace 4 años que abrí esta libreta por primera vez, ¿cuántas promesas cumplidas?¿cuántas ignoradas?¿cuántas olvidadas? No importa, sólo pretendía jugar e hice trampa: olvidé comprobar la veracidad de mis propias palabras a lo largo de estos años.

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